La Asociación Europea de Urología (EAU) acaba de actualizar las directrices para infecciones del tracto urinario (ITUs) a una nueva versión de 2025, donde han introducido cambios relevantes que buscan mejorar tanto el diagnóstico como el manejo de estas infecciones que afectan la calidad de vida de millones de personas.

Entre las novedades más destacadas se encuentran un nuevo sistema de clasificación de las infecciones del tracto urinario (ITUs) y una sección específica para los tratamientos no antibióticos en el manejo de la cistitis, cambios que muestran un giro progresivo hacia un enfoque más integral y menos dependiente de los antibióticos cuando no son estrictamente necesarios.

Un nuevo sistema para clasificar las infecciones urinarias

Durante años, la mayoría de las guías médicas hablaban de “infecciones urinarias complicadas o no complicadas”. Este criterio, aunque sencillo, a veces resultaba poco preciso para tomar decisiones clínicas adaptadas a cada caso.

En la actualización de 2025, la EAU propone un esquema que deja atrás esa distinción, para enfocarse en algo más funcional:

  • Infección urinaria localizada (cistitis): cuando la infección se limita a la vejiga, con síntomas típicos como ardor al orinar, urgencia o presión en la parte baja del abdomen, pero sin signos sistémicos (sin fiebre, escalofríos o afectación general). Puede darse tanto en hombres como en mujeres. 
  • Infección urinaria sistémica: cuando la infección va más allá de la vejiga, el origen puede ser cualquier parte del sistema urinario, con síntomas de afectación general del organismo (fiebre, escalofríos, hipotensión, dolor en costados, etc.). También puede haber síntomas típicos del tracto urinario (dolor al orinar, urgencia, etc.) pero no tiene por qué. Como en el caso anterior, también puede afectar a ambos sexos.

Este cambio permite al personal sanitario diferenciar mejor qué pacientes pueden manejarse de forma ambulatoria y cuáles necesitan estudios complementarios o incluso ingreso hospitalario, evitando tanto el infratratamiento como el exceso de recursos innecesarios.

La creciente relevancia de los tratamientos no antibióticos en cistitis

Uno de los puntos más esperados en esta edición ha sido la inclusión por primera vez de una sección dedicada a los tratamientos no antibióticos para la cistitis (Sección 3.4.4.1).

¿Por qué es tan importante? Porque cada vez se reconoce más el papel que tienen ciertas estrategias para reducir el riesgo de recurrencias y mejorar el bienestar sin depender siempre del antibiótico, algo fundamental en un contexto de aumento de resistencias bacterianas.

Dentro de estos enfoques destacan:

  • Uso de D-Manosa, que dificulta la adhesión de E. coli a las paredes de la vejiga. 
  • Probióticos específicos, para ayudar a mantener un equilibrio de la microbiota saludable en el intestino y la vagina. 
  • Extracto de arándano rojo rico en proantocianidinas tipo A, que interfiere con los mecanismos de fijación bacteriana.

Todo ello avalado por un creciente cuerpo de evidencia que empieza a aparecer también en recomendaciones oficiales.

Un aliado diario para prevenir recurrencias

Este movimiento por parte de la EAU no hace más que reforzar lo que muchas personas con cistitis recurrentes ya experimentaban: el cambio está en el día a día, en estrategias que van más allá del antibiótico.

En este sentido, complementos como Urocran y Urocran Forte, que combinan D-Manosa, probióticos y PACs tipo A, están alineados con este enfoque preventivo, ayudando a reducir la frecuencia de episodios y a mantener la microbiota urinaria en equilibrio.

Así, se ofrece un alivio sostenido y la tranquilidad de sentir que se cuida la salud íntima de forma respetuosa con el organismo, tal como buscan tantas personas afectadas por infecciones urinarias recurrentes.